14 de febrero de 2014

Feliz San Valentín






He oído más de una vez que San Valentín, entre otras, era una fiesta de los “americanos” (entendiendo como tales a los habitantes de Estados Unidos, los del resto de América a saber cómo se llaman), que nos querían imponer los comerciantes para hacernos consumir.


Vale, puede que esto último sea una consecuencia verdadera, aunque creo que eso depende de cada uno.  Pero lo cierto es que esta fiesta comenzó a celebrarla la Iglesia Católica alrededor del año 494 para sustituir, como no, las fiestas paganas de las Lupercalias en las que, en honor a la loba que amamantó a Rómulo y Remo, unos jóvenes sacerdotes recorrían el monte Palatino cubiertos únicamente por unas tiras de cuero con las que azotaban a quienes encontraran a su paso, en un acto de purificación que devolvía la fertilidad.
En 1969 la festividad fue eliminada del calendario eclesiástico por tratarse de uno de esos santos cuyos orígenes están relacionados con leyendas. Pero parece que sólo hasta este año, pues acabo de enterarme que la celebrarán de por primera vez de forma oficial en el Vaticano.

La verdad es que poco se sabe sobre la vida de Valentín, pero se dice que se trataba de un sacerdote en la época del Imperio Romano.
Allá por el siglo III, el Emperador Claudio II decidió mejorar su ejército prohibiendo los matrimonios a los jóvenes, puesto que consideraba que, al no tener ataduras familiares, se entregarían con más brío a la batalla.
Es curioso, pues yo supe de un empresario que opinaba (a viva voz) que no había mejor trabajador que una madre soltera, dado que al encontrarse en la situación de único sustentador familiar, estaban más dispuestas a aceptar condiciones…digamos, menos justas.
Una maravilla la evolución del ser humano.

En fin, volvamos a los romanos.
Éste sacerdote, que al parecer había sido médico, consideró muy injusta esta situación y casaba en secreto a las parejas enamoradas.
Demás está decir que, a pesar del prestigio del que gozaba, fue encarcelado por el Emperador. Me ahorro detalles sobre el martirio y la ejecución, salvo que esta última sucedió el 14 de febrero del año 270.

Cuenta una leyenda que el oficial que lo encarceló quiso humillarlo, desafiándolo a devolverle la vista a su hija Julia, ciega de nacimiento. Como es de esperar en cualquier leyenda que se precie, el oficial y su familia acabaron convertidos al cristianismo y Julia, que ya veía perfectamente, plantó un almendro en la tumba del santo.

También se relaciona esta fecha con el momento en que, según una creencia de la Edad Media, las aves escogen pareja.

A veces, las raíces no están donde suponemos…

Personalmente, lo viviré como un día más: largo y ajetreado, y el bizcocho en forma de corazón que pienso hornear será para el domingo, ya veréis las fotos.

Hasta pronto.

Diana

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